11 de septiembre de 2008

El Pichi

Entró al aula de manera lenta y sostenido por sus muletas. Las dejó apoyadas en el banco, se sentó en el y con la ayuda de sus manos se cruzó de piernas. "El tema es simple: los que no quieran estar acá, se van. Vuelven en diciembre con un kilo de helado y los apruebo. Ahora, los que se quedan, es porque van a estudiar y a prestar atención", dijo y todos los alumnos se miraron esperando que alguien los pelliscara para despertar de este sueño.



Empezaba el año lectivo de 1998 y la única certeza que tenía era terminaba la secundaria y que en historia universal tendríamos al Pichi Paserini. Durante los ocho años de secundario, mientras almorzaba sentados en la vereda del Manuel Belgrano con mis compañeros, lo que mas mes me sorprendía no era que siempre veíamos al Pichi entrar al edificio por una puerta ubicada en la esquina, a pocos metros de un estacionamiento reservado para discapacitados, donde siempre dejaba su auto, sino que siempre estuviera rodeado de sus alumnos.

Era una más de las tantas leyendas que había en el colegio. De él se decía que estaba en muletas porque fue el último caso de poliomielitis que hubo en la Argentina. Que estuvo de novio con una alumna de él muchos años antes de que ingresáramos. Que le había pagado los estudios a otra alumna para que continúe los estudios después de haber quedado embarazada de un compañero de curso. Pero la que mas intriga me generaba, era que no daba el programa de la materia, si no que el tomaba "otros" temas.

Así que ese año, los 15 alumnos que nos quedamos en el aula el primer día de clase de los 33 que éramos, descubrimos cual era realmente el encanto que generaba entre los que los rodeaban. El contaba que su materia se daba en dos años. En séptimo se daba de los problemas de las sociedad occidentales y en octavo una alternativa para solucionar los "males" e las sociedades modernas: cultura oriental.

Como buen argentino, despotricaba que todo estaba mal organizado. Que mi curso, que no estuvo con él en séptimo no podía empezar "en la mitad" de su materia. Sin embargo, él no sabía que a los 17 años una persona ya comprende cuales son los problemas de las sociedad modernas y que a esa edad como a cualquier otra, saber que se quiere para el futuro también puede generar depresión.

Él decía que "la paciencia era invento chino" y que como daba clase de cultura Oriental, con mi curso haría una excepción y nos daría las dos materias en un año. Mas que dictar unidades, él nos daba lecciones de vida, que no había que rendirlas en exámenes, porque si no entendíamos los que decía los aplazos nos los daría la vida.

Se adelantó ocho años a la película el efecto mariposa, relatándonos la teoría del caos y enseñándonos que los orientales consideraban que todo estaba relacionado con todo. Que toda causa tiene un efecto, y que nuestros pequeños actos podían lograr grandes cosas.

Desde su excelente posición económica y con anillos de oro que te quitaban la preocupación de llegar a fin de mes, nos decía que viajáramos todo lo que pudiéramos. Que viajar hace al hombre mas sabio y que por lo único que vale la pena endeudarse es por un viaje.

En tiempos en los que nos pasamos mas tiempo en el trabajo que en nuestro hogar, en tiempos en los que para reunirse con amigos hay que chequear la agenda o armar un grupo en Facebook, entiendo a que hacía referencia el Pichi cuando nos hablaba de que tomáramos un día de la semana para nosotros. Un día en que no hiciéramos nada. Donde solo realizaríamos aquellas cosas que nos gustan. Nada de responsabilidades.

Tuvimos una buena relación, cuando hacía un buen análisis de algun tema me decia que estaba "mas garriguista que nunca". A fin de año, le pedí que me entregara el diploma y a él cada vez mas le costaba moverse, por lo que fue imposible. No me importó, porque sin enseñarme nada, fue del que mas aprendí y ese era el diploma que tendría para el resto de mi vida.

1 comentario:

Soledad Soler dijo...

No tuve la suerte de tenerlo al Pichi de profe...pero me han llegado sus lecciones de tomar un yuyito, morderlo y sentarse nomás a contemplar un poco el mundo...
Llegué a tu blog a través del de Martín...
yofuialbelgrano también...
Saludos!