12 de diciembre de 2006

Sin condena!

Hay situaciones que generan sensaciones encontradas. Nada es tan grave como para justificar una muerte. El atentado a las torres gemelas en 2001 produjo en esta parte del mundo la sensación de que el país que tanto terror impartía en todo el mundo había pagado por el poder usado para dominar al resto. Dos aviones habían golpeado el mayor de sus poderes: el económico. Pero habían arrastrado consigo muchas vidas inocentes.

Unos años atrás el suicidio de “el violador serial”, cuando era acorralado por la policía, evitó que pagara en vida el dolor que había causado. Su muerte le trajo una especie de tranquilidad a aquellas mujeres que no podían sacarse de encima ni su sudor ni su dolor.

Este domingo algo parecido pasó. Los que pregonan los derechos humanos, sintieron ese sabor agridulce que genera la muerte de alguien que impartió terror en los años 70 y fue dueño de la vida de aquellos que pensaban distinto a él.

A las 14.15 del domingo aprendimos que las cosas llegan para los que luchan con honestidad. El terror vestido de Augusto Pinochet fue a rendir cuenta con la justicia divina. Pero sin condena en vida.

Vaya ironía la del destino de alguien que evitó la justicia en vida, pero en el Día internacional de los Derechos Humanos, los derechos fueron más humanos que nunca.

1 comentario:

Sonatina dijo...

Hola.
Te vi esta mañana en el blog de Peinate que Viene Gente, pero recién puedo saludarte.
Todo un tema el que posteas. Pero mejor no opino.
Te sigo leyendo si me permites, buena ortografía, redacción y opinión.
Saludos.