12 de diciembre de 2007

Gobiernan las utopias?

Soy un romántico. No se equivoquen. No me refiero a que soy enamoradizo, sino que soy sentimental y soñador. Las utopías dirigen mi vida. Será por eso que me cuesta hablar con personas que son tan normales. Hay quienes son tan normales que asustan.

Los realistas, los que tienen "los pies en la tierra", son los que nunca sabrán si pudieron obtener mas de lo que tienen. Pero, lo peor es que nunca lo conocerán, no solo porque no arriesgaron para conseguirlo, sino que no se lo preguntan para no tener que replantearse su comportamiento. Contra ese tipo de visión de la vida, los soñadores se ven incapacitado de entablar diálogos.

Sin embargo aquellos que están lo suficientemente "locos" como para cambiar el mundo, son los que logran hacerlo. Miden la vida en la cantidad de anécdotas que pueden contar. Cada proyecto en el que se embarcan, los objetivos están fuera de sus alcances, pero tratar de alcanzarlos, sería avanzar desde donde se encuentran.

Eduardo Galeano dice que las utopías son una ventana en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar.

Desde ayer, en la Argentina, hay quienes piensan, se respira un aire de utopías, los soñadores necesitan creer que otro mundo es posible, entre ellos el periodista José Pablo Feinmann.
Y a lo mejor tiene razón. Estamos caminando en la misma dirección, sin cambio de rumbo a la vista.




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